Recordó aquellas frases de Mario Benedetti que, sin darse cuenta y sin querer, habían ido sucediendo al pie de la letra ...
"Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.
Recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida, remontar los cielos."
Hechizada por una inesperada magia llegó a la cima de la montaña más alta. El sol rozaba con delicadeza su cara y podía tocar un cielo claro y puro que, poco a poco, como en el más tierno abrazo, la acurrucaba con un suave manto de airecito dorado y azul. Sentía el soplo de una ligera brisa erizándole la piel y cerró los ojos para respirarla en profundidad. Un envolvente olor a melocotón fresco aromatizado con miel de caña de azúcar y perfume de pétalos de rosa acariciaba dulcemente su nariz y le hacía suspirar. Flotando en un bálsamo de calma notaba a cada inspiración como sus pulmones se impregnaban de esa brisa tan apacible que al espirar iba alejando las nubes de tormentas.
"Abrir las puertas, quitar los cerrojos, bajar el puente y cruzar el foso, abandonar las murallas que te protegieron, volver a la vida y aceptar el reto.
Recuperar la risa, ensayar un canto, bajar la guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida, remontar los cielos."
Hechizada por una inesperada magia llegó a la cima de la montaña más alta. El sol rozaba con delicadeza su cara y podía tocar un cielo claro y puro que, poco a poco, como en el más tierno abrazo, la acurrucaba con un suave manto de airecito dorado y azul. Sentía el soplo de una ligera brisa erizándole la piel y cerró los ojos para respirarla en profundidad. Un envolvente olor a melocotón fresco aromatizado con miel de caña de azúcar y perfume de pétalos de rosa acariciaba dulcemente su nariz y le hacía suspirar. Flotando en un bálsamo de calma notaba a cada inspiración como sus pulmones se impregnaban de esa brisa tan apacible que al espirar iba alejando las nubes de tormentas.
Y fue cuando los cielos empezaron a remontar.
Y se dió cuenta de que si no fumase aún podría haber distinguido muchos más olores envolviéndola.
ResponderEliminarAquel olor le hizo olvidar cualquier otro, incluso el intenso y agradable aroma con notas dulces y frescas de un Cohiba. Dejó de fumar en ese instante.
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